Dos días después de que Irán cerrara Internet a millones de ciudadanos en medio de las protestas por el asesinato de Mahsa Amini, Estados Unidos suavizó las sanciones existentes sobre Irán para “ampliar la gama de servicios de Internet disponibles para los iraníes”.
Aunque pueda parecer contrario a la intuición, la iniciativa del Departamento del Tesoro de EE. UU. reconoció algo importante: las sanciones pueden tener el efecto no deseado de impedir que la gente acceda a Internet en el momento en que más lo necesita. Esto se debe a que las sanciones pueden impedir que los proveedores de servicios ofrezcan otras opciones de conectividad para evitar el intento de un país de impedirles que se conecten a Internet.
Resulta fácil entender por qué los países no tardan en condenar a aquellos que decretan cierres de Internet. Los cierres son una perturbación intencionada de las comunicaciones basadas en Internet, que impiden la conexión a la red a una población, lugar o modo de acceso específico. Se suelen imponer para controlar el tráfico de información y las consecuencias pueden ser devastadoras en muchos niveles.
Pero es importante entender que las sanciones pueden tener la misma repercusión, aunque no se pretenda eso.
Esta no es la primera vez que Irán bloquea las conexiones a Internet. En noviembre de 2019, más de 80 millones de personas en Irán no pudieron conectarse a Internet después de unas protestas multitudinarias tras una brutal subida de los precios del combustible de la noche a la mañana. Esto evitó que la gente organizase protestas y accediese al tráfico libre de información. Al mismo tiempo, la comunidad internacional no pudo estar al tanto del verdadero alcance de las víctimas.
En el último cierre, que es el mayor del país desde entonces, el gobierno ha bloqueado el servicio de Internet móvil, lo que ha impedido que la gente se conecte a servicios como como WhatsApp e Instagram. Dado que más del 80 % de la población accede a Internet a través de la conexión móvil, la restricción ha sido perjudicial para la economía, así como para los medios de subsistencia de la población y su capacidad para seguir en contacto con sus seres queridos. Internet Society tiene una visión más profunda del impacto técnico y humano del cierre en Internet Society Pulse.
A medida que los países se plantean cómo apoyar a la gente en tiempos de crisis, es crucial garantizar que las sanciones no tengan el mismo impacto que los cierres: dejar fuera a la gente de a pie del acceso a un salvavidas fundamental cuando más lo necesitan. Cuando hay una crisis, la gente necesita conectare más a Internet, no menos. Las iniciativas políticas para cortar la conexión a Internet a personas de otros países (sean o no intencionadas) podrían sentar un peligroso precedente que nos llevase al peor de los escenarios: un Internet fragmentado.
Para entender el Internet fragmentado, basta con imaginar un futuro distópico en el que el Internet globalmente conectado que ha dado poder a la gente en todo el mundo se fragmenta para formar una serie de islas aisladas que no se hablan entre sí. Lamentablemente, Iran ya ha puesto rumbo a dicha isla.
A principios de este año planteamos nuestra preocupación sobre cómo las iniciativas geopolíticas podrían fragmentar Internet cuando muchos países se unieron para condenar la invasión rusa de Ucrania. Los regímenes de sanciones estaban teniendo el efecto involuntario de impedir que los ciudadanos rusos se conectasen a Internet. Pedimos a los países que se aseguraran de que las sanciones tuvieran exenciones para evitar que se obstaculizara la conexión a Internet y, afortunadamente, muchos nos escucharon. Pero todavía hay muchos regímenes de sanciones dirigidos a diferentes países de todo el mundo, y muchos de ellos sin tener en cuenta que la gente pueda conectarse a Internet.
Cuando la conexión a Internet se convierte en un peón de la geopolítica (ya sea mediante sanciones o cierres) todos perdemos. Todos tenemos una responsabilidad en la protección y defensa de Internet para garantizar que todo el mundo que quiera conectarse a Internet pueda usarlo en todo su potencial. Cuando se trata de ayudar a la gente en tiempos de crisis, no debemos impedir el acceso abierto y gratuito a un salvavidas fundamental como las conexiones a Internet para la sociedad civil.
He aquí tres formas de impedir que la gente no pueda conectarse a Internet:
- Comparte este mensaje en las redes sociales: “Los cierres de Internet y las sanciones que impiden la conexión a Internet dañan a la gente cuando más necesitan conectarse a Internet. #keepiton #protecttheInternet #stopthesplinternet”
- Pide a los gobiernos de todo el mundo que ayuden a proteger Internet con el hashtag #ProtectTheInternet. Puedes compartir nuestra explicación de la fragmentación de Internet y pedirles a los legisladores que conviertan los análisis del impacto en Internet en un práctica normalizada a la hora de crear nuevas normativas y reglamentos.
- Si ves algo raro, denúncialo. Descubre las causas de la fragmentación de Internet y cuéntanos si detectas alguna amenaza cerca de ti poniéndote en contacto con [email protected].
Crédito de la imagen: Marcelo Graciolli