Resumen ejecutivo
A principios de este año, una amplia alianza de ciudadanos en Brasil publicó una Carta de soberanía digital. En ella, lamentaban la extracción y manipulación desenfrenada de datos locales por parte de las grandes empresas tecnológicas e instaban al gobierno a apoyar tecnologías interoperables y abiertas, y centros de datos para uso común.
Al otro lado del mundo, en otro país vasto y con una enorme población, el gobierno de la India dio instrucciones a todos los proveedores de servicios para que retengan información sobre sus usuarios durante cinco años y para sincronizar los relojes de sus sistemas con una sola fuente de tiempo: los propios servidores del gobierno. Estas son disposiciones en las nuevas instrucciones de ciberseguridad del Equipo de respuesta a emergencias informáticas de la India (CERT-In), un intento de aumentar los informes de incidentes de seguridad y proteger la infraestructura digital del país.
Ambos pronunciamientos proyectan una visión de soberanía en el ciberespacio, pero la forma en que quieren llegar a esa visión, y los actores que la impulsan, no podrían ser más diferentes.
Internet Society comenzó este estudio con el propósito de desarrollar una postura acerca de la soberanía digital. Lejos de un ideal monolítico, lo que encontramos fue una noción amplia y poco definida que diferentes grupos interpretan y aplican de manera diversa en todo el mundo. Estos grupos incluyen a gobiernos que desean controlar cómo se ejecutan las operaciones y los recursos de Internet; empresas locales que denuncian el dominio de las plataformas tecnológicas extranjeras; comunidades indígenas que quieren salvaguardar el conocimiento y los recursos locales; e individuos que quieren afirmar su autonomía sobre sus interacciones con dispositivos, plataformas y cómo administran sus datos.
Este informe busca comprender los diferentes enfoques que existen, reconociendo que cada uno tendrá un impacto diferente en Internet, y proponer un marco para analizar estos efectos. Con este fin, no busca solidificar ni respaldar ninguna definición o posición única sobre la soberanía digital.
Este estudio reduce su alcance para examinar las políticas impulsadas por gobiernos que se han apropiado de la soberanía digital explícitamente. Los agrupa según sus objetivos declarados y evalúa su impacto en la capa técnica de Internet. Nuestro objetivo es brindar una guía matizada para determinar si las políticas de soberanía digital pueden llevarnos desde una Internet que beneficia a todos, hacia una serie de redes fragmentadas y cerradas donde se pierden las oportunidades que surgen de la conexión global.[1]
En primer lugar, presenta un resumen de las tendencias de las políticas en Asia-Pacífico, África y Europa, incluida Rusia, luego agrupa las políticas y medidas en función de (a) sus objetivos y (b) los actores empoderados para lograr sus metas. Esta categorización destacó dos enfoques diferentes de la soberanía digital:
- Las políticas que reivindican la seguridad nacional a través de un mayor control estatal pretenden hacer cumplir las leyes en el ámbito digital para reforzar la seguridad nacional. Este enfoque se basa en actores estatales autorizados para centralizar el control de las operaciones de las redes, concentrar el poder en el Estado y limitar la autoridad de los operadores. Este tipo de soberanía digital presenta riesgos significativos para los valores y características centrales de Internet y podría conducir a su fragmentación directa.
- Las políticas que buscan la autodeterminación económica impulsada por actores económicos quieren fortalecer a los actores en la economía nacional y en menor medida, garantizar la resiliencia de la cadena de suministro. Estas medidas no interfieren intencionalmente con las operaciones de las redes de Internet. En cambio, intentan impulsar las economías digitales locales a través de un campo de juego nivelado y la reducción de las barreras de entrada al hacer que los datos y otros recursos sean más accesibles. Algunas de las políticas podrían ser proteccionistas y pueden interferir con las operaciones de las redes. En general, buscan aumentar las oportunidades creadas por una red global y, sociedades y economías conectadas y pueden mejorar las condiciones para que los actores locales saquen provecho de Internet.
Este informe demuestra que las políticas de soberanía digital pueden afectar negativamente el funcionamiento de Internet y, lo que es más importante, nuestra capacidad para hacer uso de Internet. Para minimizar el riesgo de interrumpir las operaciones de este recurso global del que dependen cada vez más nuestras economías y sociedades, recomendamos encarecidamente a los formuladores de políticas que realicen una Evaluación del impacto en Internet como parte de sus procesos de desarrollo de políticas, especialmente en lo que respecta a las medidas que buscan abordar los desafíos en el entorno digital.
Nuestro análisis inicial se centra en tres regiones, pero reconoce que la soberanía digital, ya sea que se declare implícita o explícitamente, está ganando terreno en las agendas políticas de todo el mundo. Los estudios posteriores sobre este asunto pueden beneficiarse del uso de este marco y el kit de herramientas del Modo Internet de interconectarse, para evaluar el efecto que las políticas de soberanía digital pueden tener en la Internet global, independientemente de dónde aparezcan.
Notas
[1] Si bien apreciamos el discurso académico sobre la soberanía como un concepto político, este informe se enfoca en las consecuencias de la implementación práctica de esta noción en Internet, específicamente, cómo las políticas digitales impulsadas por el estado están impactando la base técnica y la evolución de Internet.
